martes, 24 de febrero de 2009

Recomendaciones médicas: ¿qué conviene calzar?


Esa indumentaria deportiva puede hacer la diferencia entre un triunfo y una derrota, y también ayuda a elevar o disminuir los riesgos de lesiones crónicas.

DR. MAURICIO PURTO.

En el ámbito de la medicina del deporte conocemos como ergogénicos a aquellos medios que mejoran el rendimiento de los atletas, ya sea por un mayor reciclaje energético o a través de su uso más eficiente, por lo que la indumentaria deportiva puede hacer la diferencia, muchas veces estrecha, entre el triunfo y la derrota. Y los zapatos entran a tallar en este tema, asi como también en la gestación o prevención de lesiones.

En su origen, el hombre está diseñado para andar descalzo, pero de eso ha pasado un buen trecho y nadie discute que el uso de calzado permitió ganar libertad de desplazamiento.

Más allá de su protección a la indemnidad de los pies, el calzado ha evolucionado para desarrollar tareas específicas, sobre todo en el deporte, protegiendo a las extremidades del terreno con un efecto amortiguador, por ejemplo, y permitiendo un mejor desenvolvimiento con un efecto ergogénico, es decir, que ayuda al trabajo potenciando el rendimiento: hay zapatos de escalada, de carreras cortas, de carreras de fondo, de fútbol, de tenis, de ballet, etc...

La evolución del diseño ha sido larga, y aún no termina. Cualquier calzado debe ser diseñado individualmente, pues ningún ser humano tiene sus pies igual a otro. Es más: los pies de un mismo ser difieren en forma y tamaño, por lo que habría que hacer zapatos no sólo a la medida del atleta, sino a la medida de cada uno de sus pies.

Un mal calzado puede generar fracturas de estrés de los huesos, puede hacernos vulnerables a esguinces de tobillo, fascitis plantar, inflamación del Tendón de Aquiles, dolencias de rodillas, caderas, columna vertebral, ¡hasta el cuello! Lo esencial de un zapato es su calce. Y un error usual es que los fabricantes no prestan atención al pie ancho, que es común en los deportistas de gran desarrollo muscular, quienes tienen riesgo de lesiones por impacto en el borde exterior del pie cuando practican en superficies duras. Es legendario el caso del fondista etíope Abebe Bikila, cuando en una maratón Olímpica se desprendió de sus zapatillas y completó la carrera hasta el triunfo... descalzo. Se dirá que Bikila corrió descalzo desde su infancia, pero es más objetivo pensar que sus zapatos no le acomodaron lo suficiente, y que por eso prefirió terminar y ganar la prueba máxima del fondismo a pie pelado. De hecho argumentó que los zapatos le iban rompiendo los pies.